El fuego es uno de los elementos que han formado parte esencial del desarrollo de la humanidad. Sus diversas aplicaciones tanto domésticas como industriales han favorecido al crecimiento de las sociedades, aunque sus efectos negativos también han estado presentes y el impacto que pueden llegar a tener es devastador si no se cuentan con las medidas de prevención necesarias.
Entonces, ¿los incendios son inevitables? ¿debemos verlos como hechos normales? aunque una parte importante de los incendios pueden ser originados por fallas técnicas o factores externos, y el resto por descuidos humanos, no siempre se tiene el interés de incidir en su prevención y tardíamente damos atención, sólo cuando somos afectados directamente.
Las prácticas de prevención, auditorías de seguridad, análisis de riesgo o cualquier otro tipo de estudio que nos permita analizar e identificar los posibles riesgos a los cuales nos enfrentamos durante la operación cotidiana, en ocasiones, son considerados como gastos adicionales y no se invierte en ellos lo necesario dejando de lado todos los beneficios que pueden aportar a la cultura de prevención.
Adicionalmente, existe una creencia general de que los incendios únicamente se generan a causa de fallas en las instalaciones eléctricas y no se consideran que también pueden ser producidos por el manejo de materiales peligrosos, y ante tal desconocimiento, ignoramos todas las recomendaciones de manejo y almacenaje por parte de los fabricantes.
Otro punto importante por considerar es que nuestra cultura “delega” la seguridad y prevención como responsabilidad de las autoridades dejando de lado todas las practicas para garantizar el correcto funcionamiento.
En un inicio, cuando se pone en marcha un negocio, los encargados se centran en el diseño, la estructura operativa y funcionalidad conforme a los planes. Además, se busca cumplir con la normatividad necesaria para obtener los permisos requeridos y en ocasiones se deja al final la seguridad, porque se consideran un “costo innecesario”, si ninguna autoridad lo pide o se busca cumplir sin analizar los posibles riesgos a profundidad y sin ofrecer soluciones a ello.
Pero, el punto más crítico radica en la operación de instalaciones donde se hacen las planeaciones y ajustes conforme a la misma, pero no sobre la capacidad de las instalaciones sobrecargando los circuitos eléctricos, ignorando el manejo de material peligroso y el correcto almacenamiento. Rara vez, se ocupa de revisar sistemáticamente si las instalaciones operan dentro de las condiciones de seguridad requerida, hasta que sucede algún percance.
Entonces, ¿qué nos corresponde hacer? Sin lugar a duda debemos asesorarnos en el tema de seguridad, con énfasis en incendios, para revisar la viabilidad operativa conforme al uso diario. La solución está en tomar en cuenta medidas sencillas que reduzcan la posibilidad de un incendio por fallas eléctricas, manejo de materiales peligrosos o almacenamiento, aunado a la revisión periódica de los sistemas de detección y supresión instalados, en caso de no contar con ellos, buscar alternativas para colocar los sistemas más eficientes según sea el caso, puede ser sistemas hidráulicos, a base de CO2, Agentes limpios, etc.
Existe una oferta amplia de especialistas contra incendios, quienes garantizan su conocimiento en el tema, lo importante es elegir la alternativa que más convenga a sus necesidades. Los incendios sí se pueden evitar y prevenir, es cuestión de adoptar medidas y asignar un presupuesto para la adquisición de sistemas de detección y supresión, en caso de contar con ellos, este presupuesto puede asignarse a programas de mantenimiento y/o actualización.
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